Periodismo entre rejas

Artículo original en alemán: TKP.at

«No hay libertad sin libertad de prensa»

Traducción: FP para OVALmedia

Una entrevista de Andrea Drescher

Contra el hecho de que haya periodistas entre rejas, no sólo debería protestarse el 3 de mayo, día de la libertad de prensa. Debería ser un objetivo claro para todos los medios de comunicación, ya sean convencionales o alternativos, impedir que periodistas vayan a prisión por hacer su trabajo. Sin embargo, no sólo en el caso de Julian Assange queda claro que no siempre es así.

Thomas Röper informó el 28.4.2023 sobre hasta qué punto los medios de comunicación aplican actualmente un doble rasero. La detención del periodista estadounidense Evan Gershkovich, que según fuentes rusas fue sorprendido en flagrante delito de espionaje, generó un enorme eco mediático en los medios occidentales. Menos sonora, casi inexistente, fue la reacción respecto al encarcelamiento de Tatjana Andrijets en Letonia, Marat Kasem también en Letonia o Pablo González, periodista español detenido en Polonia a finales de febrero de 2022 por presunto espionaje – como se puede leer en el Antispiegel.

Tampoco me consta que la suerte de los periodistas críticos en Ucrania se haya mencionado nunca en los medios de comunicación occidentales. Thomas Röper informó sobre la situación de esos reporteros bajo el título «Ucrania: los periodistas son fusilados o desaparecen, la oposición fue prohibida» ya el 24.4.2022.

Qué le vamos a hacer.

En tiempos de guerra, hay que hacer una tortilla y, en consecuencia, hay que romper huevos. No hay que tener una visión tan estrecha.

¡FIN DEL CINISMO!

Los casos de Deniz Yücel y Billy Six demuestran que este doble rasero no es nada nuevo. En 2017/2018, el encarcelamiento [en Turquía, N.d.T.] de Deniz Yücel [periodista turco nacionalizado alemán, N.d.T.] causó un gran revuelo en los medios de comunicación y en la política. Menos apoyo mediático tuvo el caso de Billy Six, encarcelado en Venezuela en 2018/2019. Y lo que es mucho peor, no solo los principales medios de comunicación evitaron apoyar a Billy Six, sino que el estado alemán apenas cumplió con su obligación con respecto a un ciudadano alemán detenido. Una primera visita al periodista encarcelado en Caracas no tuvo lugar hasta 56 días después de su detención.

¿Quién es Billy Six?

Si sólo has evitado los medios de comunicación dominantes desde la crisis del Covid, probablemente no conozcas a Billy Six. Podría decirse que es un viejo conocido en el mundo del periodismo. Pero también podría decirse que es un periodista que se toma su trabajo muy, muy, en serio.

En su libro „Marsch ins Ungewisse: Gefangen im Syrien-Krieg“ [«Marcha hacia lo incierto: Atrapado en la guerra de Siria»] se puede leer la historia de su primera captura política en 2012/13 durante la guerra siria. Ha dedicado un documental al caso MH17 – el derribo del avión en Ucrania en julio de 2014.

Al comienzo de la crisis Covid, filmó desde un hospital; donde no encontró ninguno de esos colapsos de los que tan dramáticamente hablaban en los medios de comunicación. También documentó la situación en Bielorrusia, uno de los pocos países donde no había medidas Covid, ni tampoco montones de cadáveres en la calle. Estuvo en Ucrania occidental en 2022 e informó sobre la situación. Aunque bajo mi punto de vista informó de forma neutral – si acaso criticando a Rusia – su trabajo allí le llevó a la lista negra de Ucrania, Myrotvorets.

Billy Six estuvo en Venezuela durante los disturbios en curso desde 2017 para ver por sí mismo sobre el terreno. Allí fue detenido por el gobierno y solo fue liberado gracias al apoyo de varios medios de comunicación independientes, la iniciativa de sus padres, la AfD [„Alternativa por Alemania“, partido] y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Hablé con este valiente periodista al que sigo desde hace años -aunque, he de reconocerlo, no me gusta demasiado su trabajo en [el periódico] Junge Freiheit -. Pero su enfoque intrépido me impresiona enormemente. Nuestra conversación estuvo motivada por la demanda pendiente contra el Estado alemán por no haberle prestado asistencia en relación con su detención en Venezuela. Esa demanda será llevada a los tribunales el 16 de mayo de 2023.

¿Qué esperabas de tu viaje a Venezuela?

Soy periodista, investigo sobre el terreno y no me limito a teclear lo que DPA, Reuters o Bloomberg quieren difundir. Quería entender los efectos de la catástrofe económica, conocer el trasfondo de por qué el país está en la situación que se ha denunciado. También quería saber si lo que oíamos era cierto.

Es importante pasar siempre mucho tiempo en un país para tener una visión global de la situación. Obtener información sobre el terreno es absolutamente necesario. Los colegas bien pagados de la prensa del sistema viajan con demasiada rapidez: dos días en el hotel, un breve rodaje y ya de vuelta en el avión de regreso a casa. Así no es posible obtener una impresión auténtica. Pero si estás allí tanto tiempo como yo, atraes notablemente la atención sobre ti mismo, y eso a veces puede salir mal. Estuve allí -incluidos breves descansos en Colombia y Argentina- desde junio de 2017 hasta mi salida de prisión en marzo de 2019.

Debido a tu estancia en prisión, ahora has demandado a la República Federal de Alemania, ¿por qué?

Mi periodo de detención de cuatro meses podría haberse acortado considerablemente. La República Federal de Alemania tiene la obligación de ayudar a los ciudadanos necesitados y a proteger la libertad de prensa; como mínimo, debe intentar hacer todo lo que esté en su mano. Ha demostrado en varias ocasiones que puede hacerlo. Se me ocurren varios casos de periodistas en apuros en los que las autoridades oficiales alemanas tomaron cartas en el asunto: Irán, Bielorrusia, Rusia, Turquía… y ni siquiera eran siempre ciudadanos alemanes.

En mi caso, sin embargo, no hubo ninguna protesta contra la detención arbitraria ni ninguna demanda de liberación. Tampoco se hizo nada para mejorar las condiciones de mi detención, aparte de la ayuda privada de algunos diplomáticos, como una bolsa de plátanos a los tres meses.

Además, durante mi detención, otros ocho colegas [periodistas] de Colombia, Chile, España, Francia y Estados Unidos fueron puestos en libertad en cuestión de horas. Hasta ahora, Venezuela siempre ha acatado una protesta diplomática, alegando respeto a la libertad de prensa.

Sin embargo, los responsables políticos se encargaron de prolongar mi detención: exigieron oficialmente un juicio para aclarar las acusaciones, al tiempo que el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, negaba a Venezuela el Estado de derecho. Y luego ni siquiera quisieron contratar a un abogado.

¿Qué significa esto?

La administración penitenciaria adoptó la postura de que la embajada se encargaría de conseguir un abogado, y entonces podríamos tratar el asunto en un juicio. Pero la embajada no hizo nada. El embajador y el jefe del departamento jurídico incluso me dijeron a la cara que nadie se atrevería a representarme, y que sólo cabía esperar y confiar. Mientras tanto, hemos sabido por los archivos que un bufete de abogados francés especializado en derechos humanos se puso en contacto con las autoridades alemanas en su momento e incluso quiso representarme gratis. Sin embargo, los funcionarios de la RFA [República Federal de Alemania] se limitaron a ocultarnos eso a mi familia y a mí. Era un caso puramente político que debía resolverse políticamente y así se hizo.

¿Cómo estás seguro de eso?

Cuando el ministro de Asuntos Exteriores ruso se enteró de mi caso, directamente gracias al diputado de la AfD Petr Bystron, salí en 48 horas. Si la RFA hubiera intervenido del mismo modo ante el gobierno venezolano, no habría tenido que pasar cuatro meses detenido en condiciones difíciles.

¿Cómo obtuviste el apoyo del ministro ruso de Asuntos Exteriores?

El diputado de la AfD está casado con Stepanka Bystronova, que conocía personalmente al embajador ruso en Viena por sus anteriores actividades profesionales. El resto fue casualidad, porque en aquellos días, cuando ella se lo pidió, estaba previsto de todos modos un viaje del ministro de Asuntos Exteriores Lavrov a Viena, con motivo de la Conferencia de la ONU sobre Drogas. Se suponía que el ministro de Asuntos Exteriores de Venezuela también acudiría y así lo hizo. Cuando ambos se reunieron entonces bilateralmente el 14 de marzo de 2019, mi caso fue planteado por iniciativa del embajador Lyubinsky – y fui liberado. También hay una declaración oficial al respecto del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, que se puede leer en TASS. – La República Federal no dio las gracias por ello. Al contrario, hasta el día de hoy niegan la ayuda rusa, y por eso a los medios de comunicación alemanes en particular les resulta tan difícil informar correctamente sobre el caso.

¿De qué te habían acusado?

Había cinco puntos: Espionaje, rebelión, violación de zonas de seguridad, terrorismo y traición. Se trataba simplemente de todos los cargos que se podían nombrar, para ver cuáles serían de algún modo legalmente sostenibles. Todo un sinsentido, por supuesto. Incluso me pusieron ante un tribunal militar siendo civil porque había sido detenido por la inteligencia militar. Nuestros diplomáticos sabían que esto no era legalmente admisible, yo era – si acaso – un caso para la jurisdicción civil bajo la ley venezolana. Pero la RFA también dijo entonces que trabajaría por «un juicio justo conforme al Estado de Derecho». Así que declararon legal mi juicio, a pesar de que la posición oficial del gobierno alemán en aquel momento era que Venezuela no tenía un gobierno legítimo ni un Estado de derecho. Al mismo tiempo, por lo tanto, hacían una dura campaña a favor de mi vecino de celda, un venezolano.

¿Cómo dices? ¿Para ti, como alemán, no había apoyo de las autoridades alemanas, pero para un venezolano sí?

Así es. El gobierno alemán ha protestado pública y oficialmente al menos dos veces por la detención del diputado Juan Requesens, acusado de estar implicado en el atentado con drones del 4 de agosto de 2018.

En el actual expediente contencioso administrativo, muchos documentos que prueban la interacción entre la embajada y Requesens están tachados. La encargada de negocios de la embajada me confirmó que había contactos regulares; el propio Requesens me dijo que Angela Merkel había prometido apoyo a su hermana.

¿Qué esperas de esta demanda?

Mi primera intención es demostrar que la conducta [del estado alemán] fue ilegal. El Ministerio de Asuntos Exteriores también tiene que cumplir unas normas. No parecen estar seguros de su posición, porque no están representados por sus propios abogados internos, sino que han encargado el caso al bufete internacional «Redeker Sellner Dahs Rechtsanwälte PartGmbB», al que pagan mucho dinero. Así que el contribuyente paga de más, independientemente del resultado del procedimiento. El argumento se basa en la llamada prerrogativa de evaluación (Wikipedia alemana: «La prerrogativa de evaluación es la prerrogativa del poder legislativo de tomar una decisión final vinculante sobre la idoneidad y necesidad de una determinada norma jurídica para alcanzar un objetivo legítimo»).

Así pues, el Ministerio de Asuntos Exteriores es la única autoridad que puede decidir de forma competente sobre la base de los complejos hechos del caso y el tribunal no tiene competencia alguna. Mi abogado pregunta muy concretamente por qué procedieron así en mi caso, por qué se trató y se trata a las personas de forma diferente. El 16 de mayo sabremos en el tribunal si los jueces están dispuestos a tratar el caso o si el poder judicial está de acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Sería un mazazo que un comportamiento tan arbitrario fuera declarado razón de Estado.

¿Quién te apoya? Algo así hay que financiarlo.

El abogado está patrocinado por los medios de comunicación. A pesar de todos los rumores: Ni los rusos, ni la CIA, ni los Illuminati, ni ningún partido está detrás.

Estuviste activo por última vez al oeste de la línea de contacto (línea del frente) en Ucrania y también informaste de forma muy crítica sobre la invasión rusa y sus consecuencias. Pero aún así acabaste en la lista negra de Ucrania. ¿Sabes por qué?

Como informé sobre el MH17 en 2014/15, algunos partidarios de la línea dura se enfadaron en Twitter. Para ellos soy un espía de Putin. Querrían detenerme. Eso se volvió demasiado peligroso para mí y abandoné el país a través de los Cárpatos. Allí los controles aún no eran intensivos.

En Myrotvorets puedes leer sobre mí, entre otras cosas, que soy un provocador que coopera con los servicios especiales rusos. Se me acusa de «participación en actividades de información y propaganda de Rusia (país agresor y terrorista). Participación en actos de agresión humanitaria contra Ucrania. Violación deliberada de la frontera estatal de Ucrania. cooperación con organizaciones terroristas «l / dnr».

¿Piensas volver a Ucrania? ¿Otra vez al Este?

Sí, por supuesto. Pero tengo que ser aún más cuidadoso. Lo intentaré por ambos lados, pero primero por el lado ruso. Pero también quiero cruzar la frontera hacia el oeste, quiero saber si me dejarán entrar. He escrito a la embajada ucraniana exponiendo mi caso. Pero hasta ahora no ha habido ninguna reacción.

¿Por qué te metes siempre en acciones tan temerarias?

No es temeridad, soy bastante prudente. Simplemente estoy en el lugar más tiempo que otros. La probabilidad de que ocurra algo es entonces, naturalmente, mayor. Muchos [periodistas] van al frente, hacen un par de fotos y se regresan. La mayoría tiene suerte. Cuando me dirigí directamente al frente desde el lado occidental, sólo lo hice en días de lluvia. Dado que los drones rusos son técnicamente incapaces de operar durante la lluvia, es mucho más seguro desplazarse allí entonces. Así es mi trabajo de periodista independiente: no me fío de nadie, quiero convencerme de todo in situ.

¿Qué es lo próximo en tu agenda?

No lo sé con exactitud; tengo miles de cosas en mente, lo decidiré de manera espontánea. Pero de momento lo primero es ir al tribunal. Por cierto, está abierto al público.

¿Cuándo y dónde pueden acudir los interesados?

El 16 de mayo de 2023 a las 11.00 horas en el Tribunal Administrativo de Berlín, Kirchstraße 7, 10557 Berlín. Cuantos más espectadores, mejor. Al fin y al cabo, se trata de un procedimiento muy fundamental que debería interesar mucho a los ciudadanos alemanes que viajan.

Entonces cruzaré los dedos por ti y por nosotros para que se tome una decisión en nuestro interés: Los ciudadanos, y especialmente los periodistas. Muchas gracias por tu compromiso.

Una entrevista de Andrea Drescher, TKP.at (Austria)