Mindspace – Guía de la manipulación del comportamiento

(Parte II de la serie de Elze van Hamelen sobre la ingeniería social para Global Research)

Parte I: Experimentos de control conductual e ingeniería social patrocinados por el gobierno

Fuente: Global Research

Autora: Elze van Hamelen

Traducción: FP para OVALmedia

20.09.22

La publicación del informe británico «Mindspace. Influencing behavior through public policy» de 2010 parece haber sido el pistoletazo de salida mundial de la aplicación sistemática de los conocimientos de las ciencias del comportamiento a las políticas públicas y su aplicación. El informe resume un siglo de investigación en ciencias del comportamiento y ofrece recomendaciones sobre cómo pueden aplicarlas los gobiernos.

Mindspace se elaboró en respuesta a un encargo del alto funcionario británico Sir Gus O’Donnell y Sir Michael Bichard, director del Institute for Government, un grupo de reflexión que asesora y apoya al gobierno británico a través de la investigación. A raíz de este informe, se formó el Behavioral Insights Team (BIT, „Equipo de Investigación del Comportamiento, por sus siglas en inglés), y el profesor David Halpern y el doctor Michael Hallsworth, coautores del informe, se convirtieron más tarde en Consejero Delegado de BIT y director general del BIT en las Américas, respectivamente.

Mindspace distingue dos formas de procesar la información: «procesos reflexivos» y «procesos automáticos». Los procesos reflexivos se utilizan cuando procesamos conscientemente la información, pensamos sobre ella y evaluamos los hechos. Presentar los hechos para que la gente pueda hacer sus propios juicios y elecciones sobre ellos es lo que el informe llama las «intervenciones tradicionales» de la política. El modelo opuesto, del que se ocupan principalmente los científicos del comportamiento, se centra en los procesos automáticos, que proceden a través de un sesgo ya presente. Los mensajes se moldean para ser procesados inconscientemente. La atención se desvía intencionadamente de los hechos y la información para influir en el contexto en el que actúan las personas.

¿Cómo funciona esto en la práctica?

En el artículo «MindSpace, Psyops, and Cognitive Warfare: Winning the Battle for the Mind» (MindSpace, operaciones psicológicas y guerra cognitiva: Ganar la batalla por la mente), aparecido en el sitio «Canadian Patriot», el poeta David Gosselin describe detalladamente cómo se construyen este tipo de mensajes para «cambiar el contexto».

Un ejemplo: El eslogan «Quédate en casa, salva vidas» parece muy sencillo.

Pero, escribe Gosselin, el mensaje inconsciente es: «Si no te quedas en casa, se pueden perder vidas».

El contexto o la realidad se enmarca como una elección binaria – no hay lugar para la distinción de que para la mayoría no es peligroso salir por la puerta, y que no pone en peligro a los demás. Distrae de los hechos, mientras que el miedo a matar refuerza el mensaje inconsciente. El mensaje también refuerza un proceso de chivo expiatorio: ¡aquellos que se atreven simplemente a salir a la calle no tienen ningún problema en causar muertes! Son casi inhumanos. Durante la época del Covid, hemos sido bombardeados por este tipo de eslóganes manipuladores y campañas gubernamentales que desvían la atención de los hechos y la dirigen hacia una imagen ficticia de la realidad impulsada por las emociones.

La palabra Mindspace („Espacio mental“ o „espacio-mente“) es una mnemotecnia de los funcionarios para responder a los prejuicios y a los procesos automáticos e inconscientes:

Mensajero: El mensajero influye mucho en cómo nos tomamos el mensaje. Por eso, por ejemplo, el Gobierno paga a personas influyentes para que promuevan la vacunación.

Incentivos: las recompensas funcionan mucho para motivarnos, como que podemos «volver a la normalidad» si nos vacunamos, o que «podemos volver a sentarnos en la terraza» si mostramos nuestro código QR.

Normas: Estamos muy influidos por lo que hacen los demás. Por eso, no llevar una mascarilla cuando todo el mundo la lleva en el supermercado puede percibirse como muy amenazador. Mensajes como «millones de personas hicieron esta foto y confiaron en la ciencia» también señalan una norma social, alimentando la necesidad de unirse al grupo.

Por defecto: Nos apresuramos a seguir una opción fácil preconcebida. Un autobús de vacunación estacionado frente a un instituto u otros lugares accesibles de vacunación y realización de pruebas apoyan esta opción.

Atención: Se centra en la información nueva o destacada. Por ejemplo, las infecciones y muertes persistentes en los titulares.

Anclaje: Se trata de pequeñas señales o mensajes, una imagen (personas con mascarillas bucales), sensación (mascarilla bucal) y eslóganes, que crean una idea subconsciente que hace que cambiemos nuestro comportamiento. Para saber cómo funciona esto en la práctica, véanse las contribuciones de Brian Halliday. (Por ejemplo Dystopian propaganda and hypnosis, en inglés).

Emociones: Éstas tienen una enorme influencia en nuestro comportamiento y nuestras elecciones, por lo que las campañas de comunicación juegan deliberadamente con el miedo, la vergüenza, la culpa, etc.

Compromiso: El compromiso público aumenta la probabilidad de que alguien lleve a cabo sus intenciones. El equipo estatal Corona Behavioral Team y el GGD llevaron a cabo un experimento para comprobarlo: las personas que se encontraban en un carril de prueba rellenaron después una encuesta en la que se comprometían a cumplir la norma de quedarse en casa.

Ego: A la gente le gusta mantener una buena imagen de sí misma. Discursos del presidente (holandés) Mark Rutte: „Cuando cumples, ayudas a la sociedad, y cuando no, eliges perpetuar los encierros y otras medidas…“

Muchas personas pueden haberse sentido manipuladas. Cuando se ve la ciencia y la organización que hay detrás de las campañas de comunicación en su contexto, queda claro lo especialmente sofisticada que es esta campaña de manipulación a gran escala.

Este artículo se publicó anteriormente en De Andere Krant.

© Elze van Hamelen, Global Research, 2022