Autor: Karel Beckman

Fuente: De Andere Krant

Traducción: FP para OVALmedia

EN VIRTUD DE LA LEY DE SERVICIOS DIGITALES DE LA UE, LOS PRINCIPALES PERIODISTAS DECIDEN LO QUE SE PUEDE Y LO QUE NO SE PUEDE DECIR EN LAS REDES SOCIALES

Poco a poco se va aclarando cómo funcionará en la práctica la Ley Europea de Servicios Digitales (DSA), que entró en vigor el año pasado y combate la «desinformación» en las redes sociales. Recientemente se celebró en Viena una reunión en la que Susanne Lackner, vicepresidenta de KommAustria, el regulador austriaco de las telecomunicaciones encargado de aplicar la DSA en ese país, explicó cómo piensa hacer cumplir la ley. El periodista científico independiente austriaco Peter F. Maier escribe sobre ello en su blog tkp.at.

Lackner comenzó objetando que «por supuesto que no habrá censura» – («de eso no se trata para nada»). De lo que sí se trata, dijo, es de combatir «los contenidos ilegales, y también hay contenidos ilegales que pueden calificarse de desinformación y están prohibidos». ¿Cuál es esa desinformación que se prohíbe? Lackner: «Hay desinformación, cuando se difunde información deliberadamente engañosa. Hay ejercicio de influencia sobre la información, y luego, por supuesto, entramos en la política exterior y de seguridad, y en la interferencia desde el extranjero”. Con esa «interferencia» del extranjero, Maier no se refería obviamente a la «información» procedente de Estados Unidos, escribe. Citó como ejemplo «la prohibición de los medios de comunicación rusos». Y, por supuesto, también interferencias en el contexto de una política de defensa bastante normal, por así decirlo”. ¿Estamos entonces en guerra, se pregunta Maier? Lackner continuó diciendo que cuando se trata de contenidos con «efectos adversos reales o previsibles en el debate público», también puede haber prohibiciones. Según Maier, eso no es censura para ella.

KommAustria utilizará finalmente una «red de coordinadores independientes», los llamados «marcadores de confianza» y «verificadores de hechos», para determinar exactamente qué es y qué no es desinformación, explicó Lackner. Este es también el procedimiento prescrito en la Ley de Servicios Digitales. En los Países Bajos, la Autoridad de Consumo y Mercado (ACM), encargada de hacer cumplir la Ley de Servicios Digitales, recurrirá a un grupo de verificadores de hechos reunidos en Benedmo (Observatorio de Medios Digitales del Benelux). Benedmo es uno de los «centros contra la desinformación» de la UE que depende de la Comisión Europea. El club está dirigido desde la Universidad de Leiden por Jelle van Buren, y está formado casi en su totalidad por investigadores y periodistas de izquierdas, entre ellos del programa Pointer de KRO-NCRV y de la organización pro-Navo apoyada por Occidente Bellingcat.

La agencia de noticias ANP también forma parte de Benedmo. En Austria, el Gobierno recurrirá sobre todo a la agencia de prensa austriaca Austria Presseagentur (APA) y a los verificadores de hechos de Correctiv, dijo Lackner. Correctiv, que fue desacreditado recientemente tras acusar falsamente al partido político de derechas AFD de hacer planes para «deportaciones masivas» de inmigrantes (noticia falsa que fue ampliamente reproducida también en los medios holandeses) está financiado por los oligarcas George Soros y Pierre Omidyar (fundador de Ebay), así como por el gobierno alemán.

Una representante de Correctiv, Sophie Timmermann, presente en la reunión de Viena, explicó que esta organización cuenta con 12 periodistas de guardia permanente que cubren «temas como la migración, el clima, las crisis, los conflictos, como en Ucrania y Gaza» y, por supuesto, «el Covid y la salud en general». Estos 12 periodistas determinarán ahora qué es y qué no es la verdad científica, señaló cínicamente Maier, y qué se nos permitirá decir pronto en internet. Lackner argumentó que las plataformas online vigiladas, como Facebook, Google, X, Instagram y similares, «por supuesto también pueden autodesmonetizarse, rebajar su rango y ajustar sus logaritmos».

Karl Heinz Grundböck, responsable de información sobre medios de comunicación del Parlamento austriaco, también presente en la reunión de Viena, advirtió de que la democracia está en peligro si los «hechos irrefutables» no constituyen la base de la «formación de la opinión política».

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